Desde 1972, cada 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente. Nosotros no creemos en la distinción limpia entre teoría y práctica y defendemos que la lectura, la reflexión y el conocimiento son necesarios antes, durante y después de actuar. De ahí la importancia que creemos que tienen los siguientes libros para el Día Mundial del Medio Ambiente.
¿Montañas de escombros para el Día Mundial del Medio Ambiente?
En un Día del Medio Ambiente, lo suyo parecería festejar la maravillosa riqueza y diversidad de nuestro planeta: los millones de especies de animales y plantas, la coexistencia de desiertos y glaciares, selvas y estepas, playas y llanuras, el sinfín de formas en que todos esos elementos se combinan para determinar lo que una comunidad cultiva, lo que come, lo que construye, lo que utiliza para sanarse, lo que teme o lo que la tranquiliza, lo que busca o evita.
Con ese enfoque, podríamos haber elegido para esta entrada una imagen mucho más atractiva que la que hemos puesto: cimas de montañas nevadas, selvas con aves exóticas, glaciares. Si hemos escogido una montaña de escombros es porque nos parece que, hoy día, es la imagen que le hace más justicia al medio ambiente. Si alguien está siendo dañado, lo justo no es mostrarlo cuando no lo parece, sino denunciar su situación. Y, por desgracia, la montaña de escombros dice más sobre nuestro medio ambiente que la montaña natural más fotogénica.
1. ‘La gran negación’, de Roberto Grossi
Cualquiera de las fotografías que Roberto Grossi, autor del ensayo gráfico La gran negación, conserva de sus excursiones a los glaciares hubieran quedado de maravilla encabezando esta entrada. Grossi iba a verlos de niño, con sus padres. Cuarenta años después, Grossi se dio cuenta de un pequeño detalle. En los trayectos hasta los glaciares, su padre paraba varias veces a limpiar unas manchas en el parabrisas: insectos aplastados. Hoy día, cuando él conduce hasta los glaciares, apenas sufre esas manchas.
Por supuesto, sus excursiones no solo le han revelado a Grossi la disminución radical del número de insectos. Al llegar a los glaciares, los bloques blancos fragmentados, casi escuálidos, que le esperan, nada tienen que ver con las grandes masas brillantes que le fascinaban de niño.
Experiencias como esa lo llevaron a crear un ensayo gráfico sobre la gran negación de nuestro tiempo: la del cambio climático. Frente al negacionismo, Grossi crea ilustraciones impactantes, variadísimas, de gran fuerza poética, para conformar un ensayo riguroso que nos transmite una idea conocida que nos impacta como si fuera la primera vez que la escuchamos: estamos destrozando el medio ambiente, y urge un cambio integral.
2. ‘Ecología del miedo’, de Jens Soentgen
En el Día Mundial de Medio Ambiente, los animales son protagonistas. En la mayoría de ellos, cuando perciben nuestra presencia, la reacción instintiva es huir y buscar refugio. Semejante conducta nos parece perfectamente natural y lógica, pero Jens Soentgen nos revela en Ecología del miedo que se trata de un hecho extraordinario y muy propio de nuestro tiempo.
Soentgen destaca que este temor hacia los seres humanos es una característica propia del antropoceno, la época geológica marcada por el impacto humano en el planeta. Este miedo no es inocuo: tiene repercusiones ecológicas profundas. La persecución y caza sistemática por parte de los humanos no solo desequilibra los ecosistemas, sino que también altera profundamente los comportamientos y rutinas de los animales que logran sobrevivir.
Ecología del miedo analiza el temor de los animales salvajes hacia el ser humano como un símbolo de nuestra supremacía sobre la naturaleza. A partir de este diagnóstico, plantea posibles caminos hacia una convivencia más armónica. Según Soentgen, reducir el estrés y la ansiedad que sufren los animales salvajes podría convertirse en un elemento clave dentro de nuevas estrategias ambientales que busquen restaurar una ecología profundamente deteriorada.
3. ‘La sociedad de la externalización’, de Stephan Lessenich
Aunque el Día Mundial del Medio Ambiente contenga ese adjetivo, «mundial», que parece incluirnos e igualarnos a todos, no podemos olvidar las diferencias y desigualdades entre las zonas del mundo. Ni todos los países tienen la misma responsabilidad en el deterioro del medio ambiente, ni todos sufren de igual modo sus consecuencias.
Según defiende Stephan Lessenich en La sociedad de la externalización, los países ricos de Occidente son los mayores responsables, pero son los países más pobres de todo el mundo los que sufren en mayor medida el deterioro medioambiental. La tesis de Lessenich es que Occidente externaliza los efectos de su «progreso» en los países más pobres. Nosotros nos quedamos con el bienestar, la oferta casi ilimitada, las comodidades, y ellos reciben la contaminación, la explotación laboral y el empobrecimiento.
«Para la breve pausa en mitad del trabajo en un hogar europeo medio se talan zonas de extracción de bauxita en la selva tropical brasileña. Para nuestro placer cafetero al final de una deliciosa cena que sin embargo fue algo pesada se saquean recursos minerales, se destruyen hábitats naturales y se llenan depósitos y vertederos de basura tóxica «en algún lugar de África».
-Stephan Lessenich, La sociedad de la externalización
4. ‘Ecología como nueva Ilustración’, de Corine Pelluchon
En pleno siglo XXI, entre emergencia climática y deterioro ambiental global, el legado de la Ilustración se encuentra en crisis. La confianza absoluta en la razón y en el progreso tecnológico, pilares fundamentales del pensamiento ilustrado, se revela hoy insuficiente ante los desafíos del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y los límites biofísicos del planeta.
Sin embargo, en Ecología como nueva Ilustración, Corine Pelluchon se atreve a proponer una relectura ecológica de la época de las luces. En vez de pensar la razón como herramienta de dominio sobre la naturaleza, hemos de concebirla como una forma de pensamiento eco-dependiente destinada a fundar una ética ambiental. Esta nueva forma de racionalidad ecológica no solo es compatible con los ideales democráticos, sino que constituye, según la autora, la única vía para una democracia sostenible, comprometida con el respeto al medio ambiente y la justicia intergeneracional.
«Una de las tesis de este libro es que la nueva Ilustración es ecológica y que requiere tener conciencia de nuestra vulnerabiliad y abrirse a la alteridad para hacer posible un habitar más sabio de la Tierra y una más justa cohabitación con los otros vivientes».
-Corine Pelluchon, Ecología como nueva Ilustración
5. ‘Loa a la tierra’, de Byung-Chul Han
Terminamos nuestras recomendaciones de libros para el Día Mundial del Medio Ambiente con una de las obras menos conocidas de uno de los filósofos más populares: Loa a la tierra, de Byung-Chul Han. Es el único libro de la lista que, en lugar de denunciar los daños al medio ambiente, celebra sus maravillas (aunque lo segundo debería servir para lo primero).
Casi todos los libros de Byung-Chul Han son lúcidos ensayos que combinan la filosofía, la sociología y la crítica de la cultura. Loa a la tierra, en cambio, es un libro intimista, de gran riqueza espiritual y de enorme belleza (tanto en el texto como en la edición). El subtítulo es «Un viaje al jardín», y en eso consiste el libro: en un recorrido a través de las estaciones por el jardín de Byung-Chul Han.
Si como filósofo es singular, como jardinero no lo iba ser menos. Han cultiva y nos muestra su jardín de un modo tan atípico que comienza el libro en invierno. Y no un invierno cualquiera: en el invierno berlinés, especialmente frío. «Al parecer carezco de aquella sabiduría del jardinero, pues he tomado la resolución de cultivar un jardín que florezca permanentemente, de enero a diciembre. Prefiero la metafísica, el anhelo metafísico, a la sabiduría del jardinero y el desasirse».
Evidentemente, por más que se vista de jardinero, Loa a la tierra no es un libro de jardinería, sino una meditación filosófica y espiritual sobre la naturaleza, el tiempo, la belleza y las aspiraciones trascendentales del ser humano.