5 claves para conocer al Rûmî poeta y místico sufí

¿Es posible haber inspirado una canción de Madonna y ser, al mismo tiempo, el autor de la obra más comentada de la tradición musulmana después del Corán? El Rûmî poeta, inseparable del Rûmî derviche, demuestra que sí. A partir de Rûmî, su primera biografía en español, escrita por Halil Bárcena, os contamos seis claves para conocer a esta figura fascinante.

1. Los primeros años de Rûmî

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El nombre completo de Rûmî es Mawlânâ Yalâl al-Dîn Muhammad ibn Muhammad al-Baljî al-Rûmî. Para quien sepa descifrarlo, esa retahíla de palabras árabes contiene algunos de los hechos principales de la vida de Rûmî. Nos informa que provenía de la zona del Imperio romano de Oriente (Rûm), que era un iluminado por la fe (Yalâl al-Dîn), que se le consideró un Maestro (Mawlânâ) y que nació en Balj (al-Baljî).

Lo hizo un 30 de septiembre de 1207, pero el Rûmî poeta no nacería hasta los 37 años de edad. El Rûmî anterior (el primer Rûmî) es, en palabras de Halil Bárcena, «el religioso honorable, experto en las distintas ciencias islámicas, cuyas inclinaciones espirituales le llevarían a convertirse en todo un maestro sufí que tuvo numerosos discípulos». Rûmî realizó numerosos viajes formativos, se entregó devotamente al estudio y se convirtió en un hombre perfectamente juicioso, ordenado, respetable.

Sin embargo, el 29 de noviembre de 1244, su vida dio un vuelco radical.

2. El encuentro con Shams: la irrupción del sol

Nos dice Halil Bárcena: «Todo el mundo coincide en afirmar, sin provocar la menor refutación, que el acontecimiento más trascendental de la vida de Rûmî fue el encuentro con Shams». ¿Quién fue el tal Shams y por qué convirtió al Rûmî estudioso en el Rûmî poeta que seguimos leyendo y admirando?

En realidad se sabe muy poco sobre la vida de Shams. Era un derviche de aspecto desastrado, «de verbo fogoso y maneras asilvestradas», que conoció a Rûmî en Konya. Hay distintas versiones sobre su primer encuentro, pero lo que todas ellas transmiten es una sintonía excepcional entre ambos desde el primer momento.

Tanto fue así, que Rûmî y Shams se instalaron en la casa de un amigo de aquel, un humilde orfebre que los acogió con los brazos abiertos. Se encerraron en una estancia de la casa y, durante tres meses, no salieron de allí ni recibieron más visitas que la de la esposa y el hijo de Rûmî. «Durante aquellos tres meses de retiro», explica Halil Bárcena, «Shams compartió con Rûmî todo su universo interior, sin escatimar nada».

Para Rûmî, la amistad con Shams supuso un segundo nacimiento marcado por la pasión, la música, la danza, la poesía y, definitiva, el descubrimiento de un amor que trascendía lo humano. Esta metamorfosis, su particular vita nuova dantesca, la expresó en diversos poemas:

Shams desapareció de la vida de Rûmî del mismo modo que irrumpió: de un día para otro y sin explicaciones. Ya había cumplido su cometido: sembrar la semilla de una de las obras más ricas de la tradición poética y mística universal.

3. El Rûmî poeta: una voz universal

Para Rûmî, la poesía no era «únicamente» un arte (en el sentido de una actividad realizada para demostrar talento y ganar fama), sino el medio de expresión de sus indagaciones espirituales. «No pretende embelesar los oídos con bellas rimas, sino sacudir

los corazones, conmoverlos y sacarlos de su apatía». Sin duda, la universalidad de su objetivo ha llevado a la universalidad de su poesía.

Los dos mayores trabajos literarios de Rûmî son el Dîwân-i Shams-i Tabrîzî y el Maznawî. El primero de ellos es una recopilación de poemas que suma nada más y nada menos que unos 40.000 versos. En su mayor parte, se trata de gazales, una de las composiciones más representativas de la poesía árabe. Un tercio de los textos del Dîwân son poemas de amor de Rûmî dedicados a Shams:

En cuanto al Maznawî, se trata de una obra en seis volúmenes que supera los 25.000 versos. A diferencia del Dîwân, integrado por poemas independientes, el Maznawî forma un conjunto coherente. En una palabra, se trata de una obra de tono didáctico que se dedica a enmarcar los estados pasionales de los poemas del Dîwân en las doctrinas islámicas.

Si queréis conocer una buena muestra de la poesía de Rûmî, nada mejor que las Perlas sufíes directa y exquisitamente traducidas del persa por Halil Bárcena, una joya literaria que incluye, para redondear la belleza de la edición, veinte caligrafías de la mano de Bárcena.

4. Maestro de derviches

Aunque su importancia sea inestimable, el legado de Rûmî no es solamente literario. También fue decisiva su influencia en la música, la danza y la cultura de los derviches. Cuando hoy día disfrutamos de sus maravillosas danzas, hemos de saber que, si hay un nombre detrás de ellas, es el de Rûmî.

El nombre de estas danzas es sama’. En realidad no se trata de simples danzas, sino de una ceremonia central sufismo, toda una forma de meditación y rezo basada en la combinación de música, danza y poesía. Aunque Rûmî no fue, estrictamente, el creador del sama’, sí fue quien le dio (en la versión mawlawî, la que devendría arquetípica) esa plasticidad que nos sigue fascinando ocho siglos después.

De no menor importancia para la historia de los derviches fue la fraternidad mawlawî propiciada por Rûmî. Los derviches se habían desenvuelto siempre de manera dispersa, desorganizada, pero Rûmî y su hijo, Sultân Walad, crearon todo un tejido que cohesionó y fortaleció la presencia de la mística sufí.

5. Del Rûmî poeta al letrista de Madonna

En las últimas décadas, ha sido tal la popularidad de Rûmî en Occidente que algunos no han dudado en hablar de una Rumimanía. En un artículo de 1997, la periodista Alexandra Marks afirmaba que «Rûmî se ha convertido en el poeta más vendido en los Estados Unidos». Además de sus ediciones best-seller, Rûmî fue uno de los principales maestros del movimiento New Age. Puestos a buscar un pico de popularidad, es difícil encontrar uno más alto que la interpretación por parte de Madonna de uno de sus poemas.

Evidentemente, los efectos generales de esta popularización son positivos. Los peros vienen cuando tratamos de hilar fino. En un primer momento, lo más importante es que se conozca a Rûmî, pero no habríamos de contentarnos con eso: habría que aspirar a que se le conozca bien. Y, como es inevitable, su espectacular difusión en Occidente ha ido acompañada, a menudo, de simplificaciones y malentendidos. El viaje de poeta sufí medieval a best-seller estadounidense tiene que ser, por fuerza, accidentado.

Una obra como Rûmî, de Halil Bárcena, es decisiva en esa segunda fase de conocer bien al Rûmî poeta, místico y derviche. Con un estilo claro, bello y preciso y con un pleno conocimiento de causa, Halil Bárcena ofrece al lector hispanohablante la primera biografía de Rûmî en español y, con ella, la mejor puerta de acceso a uno de los grandes autores de la literatura y la espiritualidad universales.

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