Queda una voz. Del silencio a la palabra

Anna Pagés Santacana es doctora en Ciencias de la Educación por la Universitat Autònoma de Barcelona, pero lo que os queremos contar de ella antes de que empecéis a leer su entrevista, es que es una apasionada de la lectura y el conocimiento. Ha publicado numerosos artículos sobre hermenéutica filosófica y transmisión cultural y unos cuantos libros. Es una firme defensora del papel de la mujer en la filosofía, tal y como muestra en su libro Cenar con Diotima en el que trae a la vida la voz de Diotima, que hasta el momento solo se había escuchado a través de la voz de Sócrates, que repetirá las palabras de una de las más grandes filósofas en El banquete de Paltón.

En su último libro, Queda una voz, Anna Pagés pone el foco de atención en la voz y su sonoridad filosófica. Nos habla de la voz de aquellos que se hicieron escuchar, de los que ya no están, de los que no fueron oídos y de los que no pudieron hablar. Pero creemos que no hay mejor persona para explicar de qué va un libro que su propia autora o autor, así que os dejamos con su entrevista, para que podáis leer su propia voz:

1. Tu misma defines este libro como una operación de rescate del concepto de la voz de las garras del logos filosófico, ¿por qué es tan importante esta misión? ¿Podemos decir que la voz es la gran olvidada en la filosofía?

RESPUESTA: Esta misión es importante porque el logos tiene una deriva demasiado alejada del pálpito vital, del acontecimiento de la existencia singular, de la alteridad del concepto y su encarnación en una experiencia. ¡Hay que dejar respirar a la Filosofía! Pero no puede hacerlo desde sí misma: por eso, en Queda una voz, se produce un diálogo con la literatura y el psicoanálisis. Llevo a la Filosofía de excursión, en excursus de sí misma.

2. Solemos tender a pensar que primero está el pensamiento y que luego se expresa con palabras. En el libro citas a Jean-Paul Sartre y su proposición de «La existencia precede a la esencia». ¿Qué rol juega la voz bajo esta premisa y cómo se diferencia del logos?

RESPUESTA: Esta es una frase de “El Existencialismo es un Humanismo”, una conferencia que impartió en París Sartre en el año 1945, explicando qué era el existencialismo al público en general. La existencia precede la esencia significa que primero sufrimos de la experiencia concreta, de lo que nos sucede en primera persona, y luego, en segunda instancia, intentamos conceptualizar o elaborar qué sentido tiene (o qué sinsentido) lo sucedido. La voz está en el principio, pero al tomar conciencia de que hablamos perdimos de vista el aliento inicial y nos pusimos a pensar y a hacer ciencia: Lingüística, Fonología, Filología, Psicología. Giorgio Agamben reclama a la Filosofía la búsqueda y la conmemoración de la voz perdida. ¿Se puede recuperar, pero cómo?

Queda una voz
Queda una voz, Anna Pagés

3. A lo largo del libro das voz a un coro de autores de la literatura, la filosofía y el psicoanálisis como Aristóteles, Nietzsche, Roland Barthes, Anne Carson o Jacques Lacan. ¿Cómo te han ayudado ellos a profundizar en el concepto de la voz?

RESPUESTA: Todos ellos forman parte del coro del libro. En el teatro griego, el coro venía a ser una especie de “voz en off” que iba comentando la historia de los personajes y su inevitable destino. He agrupado a estos autores por capítulos: Aristóteles va en el capítulo sobre la Voz encarnada, comentado por Barbara Cassin y Giorgio Agamben; Nietzsche va en el capítulo de la voz imparable del loco, y al mismo tiempo su fuerza creativa; Roland Barthes aparece en el capítulo sobre el canto: él habló del grano de la voz cantada, comparando a dos grandes barítonos de la época, un alemán, Fischer-Diskau, y un francés, Charles Panzera; Anne Carson es la poetisa de las voces, ella escuchó en primer lugar la voz de Safo, en la Grecia arcaica, comento su obra en el capítulo La letra-voz; y Jacques Lacan definió la voz como la alteridad de lo que se dice, está en el capítulo dedicado al Grito.

4. En el primer capítulo, La voz oracular, hablas de Sócrates. La voz de Sócrates es la voz de su daimon. ¿Qué podrías contarnos de ella?

RESPUESTA: Sócrates escuchaba a una especie de Pepito Grillo interior que en griego era un genio íntimo llamado daimon. Servía para cosas muy concretas: por ejemplo ¿vamos a la izquierda o a la derecha? ¿Entramos o salimos? Sócrates se quedaba absorto cuando escuchaba a su daimon y normalmente le hacía bastante caso. En una ocasión, el daimon le aconsejó doblar a la izquierda, esquivando a un grupo de cerdos que dejaron la calle del mercado por donde transitaron hecha un desastre. Los amigos de Sócrates se burlaron de su daimon, cuando el filósofo se paró de golpe y decidió modificar la ruta: quedaron embarrados por donde habían pasado los animales. Moraleja: siempre es mejor hacer caso de la voz, de esa que habla a cada uno de forma incomparable.

5. La poeta canadiense Anne Carson es otra de las grandes protagonistas de tu libro. Ella dice que “la voz es el frasco que contiene la palabra”, ¿a qué se refiere?

RESPUESTA: Carson es una escritora que pone en el papel lo que escucha. No piensa en qué va a escribir, o en qué palabra elegir, sino que traduce las voces que la alcanzan. Algo parecido cuenta Hélène Cixous, otra de las escritoras que comento en el capítulo sobre Dora. Cixous dice que espera que venga el libro. ¡Eh, tú! -le dice el libro. Y es así como va hacia ella. Entonces escribe.

6. En el libro defines la filosofía como “una forma de captar la voz que resuena”. En el capítulo El canto introduces a autores como Helmut Plessner o Roland Barthes. ¿Qué pueden enseñarnos ellos sobre el concepto de la voz?

RESPUESTA: Plessner es un antropólogo que intenta explicar el fenómeno de la sonoridad de la voz como una vía de expresión auténticamente humana. Roland Barthes analiza la manera en la que, al cantar lied de Schubert por ejemplo, dos cantantes de su época muy conocidos articulan las palabras. En el caso del alemán Fischer-Diskau, la vía de expresión es la música y casi no se entienden las palabras; en el caso del francés Charles Panzera es la articulación de la voz lo que se lleva consigo a la melodía. Todo depende del punto en el que ubiquemos el grano de la voz.

7. No me gustaría acabar esta entrevista sin hablar de autores como Sigmund Freud o Jacques Lacan. En el libro hablas sobre el grito, pero ¿cómo es esta relación entre el psicoanálisis y la voz?

RESPUESTA: Jacques Lacan definió la voz como un objeto pulsional, al lado de la mirada (pulsión escópica) o de la boca (pulsión oral). La voz -dice Lacan- es la alteridad de lo que se dice. Para Lacan, la voz es algo perdido, que desaparece en una especie de afonía cuando se entra en el lenguaje. Pero Lacan también habla de la voz que el loco escucha, como un fenómeno del lenguaje que hay que poder descrifrar. En la psicosis, lo difícil es acallar las voces que se imponen.

8. Por último, a lo largo del libro defiendes la teoría de que hay un “otro” en lo que lees. La voz del otro reflejada en la nuestra propia a través de la lectura. ¿Cuánto crees que encontraremos de ti cuando leamos tu Queda una voz?

RESPUESTA: Dejo a los lectores y lectoras de Queda una voz la posibilidad de averiguar por dónde circula mi propia voz, enmarañada entre citas, autores y preguntas. Al fin y al cabo, lo que uno dice está determinado por quién, en este caso, escucha al leer. Se trata de saber qué se escucha al leer. Y si escuchamos algo, entonces surge una nueva experiencia: el texto nos habla. Podemos ir más allá, respirar mejor las letras que nos acompañan.

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