Tras las huellas de la deconstrucción de Jacques Derrida

Pensar es decir no, inédito (en español) hasta su publicación en 2024 por parte de Herder, es el texto más antiguo del corpus derridiano. Escrito con una profundidad de pensamiento deslumbrante, en él encontramos ya los gestos que, más tarde, conformarían la deconstrucción de Jacques Derrida.

Pensar es decir no: ¿los orígenes de la deconstrucción?

Hablar de los «orígenes» de la deconstrucción derridiana es una ironía, una maldad o una incomprensión. Por eso es imprescindible entrecomillar la palabra.

Para Derrida, la noción de origen es uno de los pilares de toda esa tradición metafísica, logocéntrica, a cuya deconstrucción dedicó el grueso de su obra. El origen nos tranquiliza, nos da la seguridad de reconstruir linealidades claras y reconfortantes. Explicamos C a partir de B, B a partir de A, y así cerramos círculos que regocijan nuestra razón. Derrida ve en esta forma de pensar una trampa, un artificio, una ficción cuyo problema no es que sea una ficción, sino que se haga pasar (violentamente) por una verdad natural y objetiva. Él prefiere hablar de «huellas», de «inscripciones», porque señalan una presencia sin encerrarla en una explicación totalitaria y falaz.

De ahí la ironía, la maldad o la incomprensión de hablar de los «orígenes» de una filosofía que niega la idea misma de origen. No podemos decir que Pensar es decir no sea el origen de la deconstrucción de Jacques Derrida (por más que sea el texto más antiguo de su corpus filosófico), pero sí afirmar que en él detectamos huellas de lo que se haría visible y explícito después.

Una obra inédita, fragmentaria y radical

ver libro 15

Pensar es decir no nace de un curso impartido por Derrida en la Sorbona durante el año académico de 1960-1961. El libro es una edición de los apuntes que el filósofo utilizó para preparar el curso, y al tratarse de un material privado, no pensado para su publicación, tiene el carácter fragmentario propio de esta clase de textos. Aun así, la labor editorial ha permitido que la obra sea coherente y legible. De hecho, el carácter fragmentario y privado da un matiz de intensidad y espontaneidad, un aire de pensamiento en marcha y en construcción, que casi favorecen al contenido.

En efecto: si la pregunta básica del libro es la de «¿qué es pensar?», nada mejor que un texto que no se nos muestra pensado, sino pensando. El título parece darnos la respuesta: pensar es decir no. En realidad, esta es una frase del filósofo Alain. A partir de ella, y recurriendo después a figuras clave como Platón, Hegel, Husserl, Bergson o Sartre, Derrida despliega una reflexión radical sobre las unidades mínimas del acto de pensar: el «sí» y el «no».

¿Por qué pensar es decir no?

El pasaje de Alain en el que se encuentra la frase es tan gráfico que merece ser citado:

«Pensar es decir no. Observad que el signo del sí es el de un hombre que se queda dormido; por el contrario, el que se despierta mueve la cabeza y dice no».

El sí, la afirmación, lleva al reposo (la imagen de la cabeza durmiéndose es brillante), detiene el acto de pensar porque supone encontrar una respuesta. Una vez la tenemos, dejamos de pensar. «¿Qué es X?»: si contestamos que «X es Y», llegamos a una conclusión, concluimos nuestro pensamiento sobre X. Por eso pensar es decir no, porque el no es la respuesta del que está despierto, de quien no se conforma, de quien no deja de pensar.

¿Pero a qué se le dice no? ¿A los tiranos, a las creencias, a las verdades absolutas? Para Derrida, la negación fundamental es la del propio pensamiento. Pensar es decirse no, ponerse constantemente a uno mismo en cuarentena, en estado de excepción.

Aunque parte de la fórmula de Alain, Derrida pronto la supera. El pensamiento dice y se dice no, pero antes ha de decirle sí a esa voluntad de pensar, de buscar sin reposo la verdad, que le hace decir no. Ha de decirle sí a lo que lo empuja a decir no. Pueden parecer juegos de palabras, trabamentes, pero es que Derrida ahonda en las raíces del pensamiento, y esas raíces forman una maraña complicadísima.

La deconstrucción en ciernes de Jacques Derrida

Las huellas de lo que se conocería como la deconstrucción, ese método de lectura que muestra cómo los textos se autocontradicen, son evidentes desde el comienzo hasta el final de Pensar es decir no. Su análisis de la fórmula de Alain es un ejercicio de deconstrucción avant le lettre, y su manera de entender el binomio sí/no anticipa el tratamiento que Derrida le daría al binomio vida/muerte: el no y el sí no son categorías simétricas, cerradas y excluyentes, sino que se interpenetran y se tensionan sin cesar.

Pensar es decir no es un libro valioso en los tres tiempos. Pasado: es el texto más antiguo del corpus derridiano. Futuro: anticipa temas y gestos de las obras más importantes que Derrida escribiría después. Y presente: en sí mismo, trata cuestiones que mantienen intacto su interés, y lo hace de un modo que contrarresta las planicies simplistas a las que nos acostumbra la cotidianeidad.

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