Capitalismo y pulsión de muerte

Byung-Chul Han, el filósofo más radical del pensamiento actual, vuelve con una recopilación de artículos y dos conversaciones bajo el título de Capitalismo y pulsión de muerte. Un libro recomendable para todo aquel que quiera reflexionar filosóficamente sobre los mecanismos de poder psicopolítico del neoliberalismo en la era digital.

Capitalismo y pulsión de muerte

capitalismo y pulsión de muerte
Byung-Chul Han

En el primer artículo Han relaciona el capitalismo con la pulsión de muerte. Según explica Freud, la pulsión de muerte es la tendencia, inherente a todo ser vivo, a regresar a su estado inerte original. Su primer síntoma es el instinto a la autoagresión, pero este es contrarrestado por el deseo de supervivencia, el cual nos permite dirigir esa violencia hacia fuera. Básicamente, el ser humano es agresivo hacia los demás para protegerse de su propia autodestrucción.

Desde siempre el ser humano ha utilizado la violencia para acumular poder y así sentirse invulnerable e inmortal. Esta creencia todavía está presente en nuestra psicología profunda, pero la violencia ha sido sustituida por la lógica de la acumulación de capital, el cual nos hace sentir más fuertes y poderosos y, por ende, tener la ilusión de poder escapar de la muerte. En definitiva, toda la estructura capitalista se basa en la negación de la muerte, y la presión por producir, acumular y crecer son, en última instancia, una reacción para hacerle frente.

El problema que evidencia Han es que el afán del capitalismo de una vida sin muerte acaba siendo mortal, autodestructivo. En un sistema que reprime la muerte, la única solución posible es «una revolución de la conciencia que devuelva la muerte a la vida». Como también dice Baudrillard, «en un sistema donde la vida está regida por el valor y la utilidad, la muerte se vuelve un lujo inútil y la única alternativa».

Un panóptico digital en la era del big data

Uno de los símbolos que Han utiliza para explicar la psicopolítica ejercida por la sociedad es el panóptico digital. Al contrario que el edificio carcelario concebido por el filósofo Jeremy Bentham, los habitantes del panóptico digital no están aislados ni reprimidos contra su voluntad, sino que se comunican entre sí y exponen de manera voluntaria su esfera privada, dejando tras sus pasos millones de huellas digitales. De esta forma, aunque estemos controlados y vigilados, nos sentimos libres y, por tanto, no tenemos la necesidad de resistirnos y rebelarnos contra el poder.

capitalismo y pulsión de muerte

El aumento de comunicación e información se impulsa mediante el imperativo de la transparencia, la cual se promueve como generadora de confianza cuando, en realidad, es todo lo contrario. La confianza se sustenta en un estado intermedio entre el saber y la ignorancia, puesto que si conocemos todo de la otra persona, no necesitamos confiar en ella. Por tanto, detrás de la sociedad de la transparencia se esconde una verdadera sociedad del control.

Pero Han nos recuerda que «solo lo muerto es totalmente transparente», es decir, los objetos inanimados como las máquinas. El alma humana no puede ser transparente, ni siquiera para nosotros mismos, como bien sabe nuestro inconsciente. Es más, nuestra propia libertad y dignidad dependen de la no transparencia: «vivo de lo que los demás no saben de mí», dice el escritor austríaco Peter Handke.

«La psicopolítica digital degrada la persona humana a objeto cuantificable y controlable. El big data anuncia por tanto el fin del libre albedrío.» Byung-Chul Han 

Europa y los refugiados

Los artículos que ruedan entorno al tema de los refugiados y la inmigración en Europa son los más personales para Han, pues él mismo vivió la experiencia de salir de su país de origen, Corea del Sur, para poder estudiar y dedicarse a lo que realmente le apasionaba. Llegó a Alemania sin apenas medios, considerándose un «refugiado optimista», concepto descrito por Hannah Arendt y que denomina a aquel que se siente patriota del país de acogida.

Por eso Han lamenta tanto la inhospitalidad creciente de los países occidentales, y europeos en particular, hacia los refugiados que huyen de conflictos y miserias que el propio Occidente ha ayudado a generar. El filósofo nacionalizado alemán nos recuerda el colonialismo europeo, pero también los actuales intereses comerciales relacionados con el conseguimiento de materias primas, necesarias para el mantenimiento del estado de bienestar. Los conflictos étnicos, sociales y políticos que causan en esos países son problemas secundarios que no interesan.

A continuación, nos ofrece una alternativa a la actual Europa, un mero organismo económico y burocrático. De la mano de Kant y su concepto de la razón, remarca la necesidad de unificar la política con la moral y de reconciliar lo universal con lo particular, para construir una comunidad constitucional democrática que no expulse lo extraño, sino que abrace sus diferencias.

«El bienestar de Occidente se basa en la miseria de los demás: una asimetría constitutiva del capitalismo global.» Byung-Chul Han 

Conversaciones

Como colofón de la recopilación, se presentan dos conversaciones de Han en las que profundiza algunos aspectos de su crítica a la sociedad capitalista. La primera es con la revista alemana Philosophie Magazin, en concreto con su fundador, el filósofo Wolfram Eilenberger, y el periodista Ronald Dücker. En esta expone los problemas de la ética neoliberal del rendimiento, explica el concepto de sociedad pornográfica y cómo el Eros puede ser su antídoto.

En la segunda conversación habla con los directores de teatro Thomas Ostermeier y Florian Borchmeyer sobre la diferencia entre el anhelo que la gente sentía antes y las necesidades consumibles que lo han sustituido. Además, conversan acerca de la actual crisis del teatro debido a la incapacidad de narrar sentimientos y las razones por las que estos no deben ser confundidos con las emociones.

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